Patogenia

Los trastornos de ansiedad suelen ser condiciones debilitantes, que tienden a cronificarse con el paso del tiempo, y exacerbarse en situaciones de estrés. Pueden presentarse a edades muy tempranas o empezar súbitamente tras un «evento gatillo». El inicio de los mismos aparece frecuentemente acompañado de dolores de cabeza, sudoración, taquicardia, palpitaciones, hipertensión, que en algunos casos conducen a la fatiga física y psíquica.

Habitualmente se tiende a confundir los términos ansiedad y miedo, usados indistintamente; clínicamente tienen significados distintos. La ansiedad es definida como un estado emocional difuso y desagradable cuya causa es difícil de indentificar y es percibida como incontrolable o inevitable, mientras el miedo es una respuesta emocional y fisiológica consecuencia de la percepción de amenazas o eventos identificables, reales o supuestos. El término trastorno de ansiedad incluye tanto miedos (fobias) como estados de ansiedad.

La depresión suele ser comórbida a estos trastornos, con una prevalencia del 60% de los diagnosticados por trastornos de ansiedad. En algunos casos la depresión es consecuencia de sufrir ansiedad. No es raro que se diagnostiquen a estas personas con el llamado trastorno mixto ansioso-depresivo. El hecho que haya una considerable solapamiento entre los síntomas de ansiedad y depresión, y que los mismos estresores ambientales provoquen síntomas en ambos estados patológicos, puede explicar esta alta tasa de comorbilidad.

Los estudios clínicos han relacionado la probabilidad de sufrir alguno de los trastornos en familias con historial de otros trastornos de ansiedad, especialmente alguno de ellos, como el trastorno obsesivo-compulsivo o el trastorno de ansiedad generalizada.

Las disfunciones sexuales pueden acompañar a estas patologías, siendo la evitación de las relaciones íntimas, eyaculación precoz (a veces eyaculación retardada), disfunción eréctil y coito doloroso (en mujeres) las manifestaciones más habituales. Estos trastornos son particularmente comunes en el trastorno de pánico (que temen a que ocurra un súbito episodio de pánico durante la relación sexual) y en el trastorno de estrés postraumático.

Psicoterapia

La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser altamente eficaz para los diversos trastornos de ansiedad. Esta terapia trabaja dos componentes principales de la psique humana, las cogniciones o pensamientos y la conducta. Por ejemplo, en el caso de la fobia social la modificación cognitiva ayuda al paciente a cuestionarse algunos de sus temores, como el de estar siendo observado o juzgado continuamente por los demás. El componente conductual busca cambiar las reacciones de ansiedad provocadas por la situación, principalmente a través de estrategias de exposición y desensibilización sistemática. Mediante la terapia cognitiva se intenta identificar y modificar los pensamientos disfuncionales, automáticos o irracionales que generan respuestas inadaptativas.

Farmacoterapia

Cuando la medicación está indicada por psiquiatras especialistas, generalmente se recomienda la toma de fármacos antidepresivos conocidos como ISRS, como medicamentos de primera elección. Las benzodiazepinas a veces están indicadas para tratamientos de corta duración. Actualmente se consideran fármacos de segunda línea de tratamiento por los efectos secundarios que acarrean, como el deterioro de las funciones cognitivas y el riesgo de dependencia.

Biblioterapia

Los libros de autoayuda y guías para pacientes son una opción de tratamiento para las personas con trastornos de ansiedad, que en todo caso complementan el resto de medidas terapéuticas.

 

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FUENTE:

https://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_de_ansiedad